3 de marzo de 2022
Las estadísticas no mienten, cada vez son más las mujeres que están postergando la maternidad en Chile. Según cifras del INE, hace 20 años atrás las mujeres tenían su primer hijo más cerca de los 20 que de los 30 años (25,04 años). El problema de esto es que existen riesgos asociados a postergar la maternidad, además de que lograr un embarazo es más difícil. Lo anterior, no quiere decir que no existan mujeres que se embaracen después de los 40 años.
Según el Colegio de Obstetras y Ginecólogos Americano (ACOG), efectivamente la fertilidad de las mujeres empieza a verse afectada desde los 32 años (si no existen otras condiciones subyacentes) y a los 37 se empieza a ir en picada y la probabilidad de lograr un embarazo espontáneo después de los 45 es muy cercana a cero.
Hoy, gracias a los grandes avances de la ciencia en reproducción asistida, ser madre más tarde es posible, sobre todo desde que la ovodonación se presentó como una alternativa. Pero también hay que tener claro que la tasa de éxito de los tratamientos de reproducción asistida va bajando con el aumento de la edad la mujer. Según un informe del año 2016 del CDC, un ciclo FIV tiene un 36% de posibilidades de fecundar con éxito a una mujer menor de 35 años, mientras que tiene alrededor de un 22% de posibilidades para las mujeres de entre 38 y 40 años, alrededor de un 13% de posibilidades para las de 41 o 42 años y, alrededor de un 6% de posibilidades para las mujeres mayores de 42 años. Con ovodonación, la tasa de éxito de una FIV en pacientes mayores de 40 podría llegar al 35%.⠀
Si seguimos hablando de números: también desde los 40 años en adelante hay más probabilidades de pérdidas. De acuerdo a un estudio realizado en Noruega el año 2019, alrededor del 34% de los embarazos en mujeres de entre 40 y 44 años terminan en aborto. Para las mujeres mayores de 45 años, la tasa de aborto es del 53%. También las probabilidades de defectos genéticos y riesgos en el embarazo son más altas, existen varios estudios que señalan que la incidencia de anomalías cromosómicas (debido a que la calidad de los óvulos va bajando con la edad) es más alta.
No todo es negativo para este grupo de mujeres, ya que está comprobado que están emocionalmente mejor preparadas, son financieramente más estables y tienen la madurez para dedicarse de mejor manera a la crianza. Un estudio sueco demostró que los hijos de madres «mayores” son más sanos, les va mejor en pruebas estandarizadas (como la PSU) y logran niveles educativos más altos.