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Monjas, pipí y fertilidad: una historia inesperada

30 de septiembre de 2022

Poco recordamos de las clases de biología del colegio, pero si llevas un tiempo buscando embarazo probablemente ya estás refrescando tus conocimientos sobre las hormonas femeninas, como la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH).

Estas dos hormonas son fundamentales para el ciclo reproductivo de las mujeres.

¿Recuerdas haber visto gráficos como éste en tu libro Santillana de biología?

Tanto la LH como la FSH alcanzan su punto máximo cuando la mujer ovula, momento en el que se libera un óvulo y tienes la mayor probabilidad de concebir. Por lo que no sería raro pensar que si tienes más hormonas podrían aumentar tus probabilidades de embarazo (al producir más óvulos).

El científico italiano Piero Donini fue uno de los primeros en descubrir esto. En la década de 1940 analizó la orina de cientos de mujeres en busca de LH y FSH. Se dio cuenta de que la concentración media era mayor en las mujeres que habían pasado por la menopausia. Donini aisló las hormonas de una parte de su orina de prueba y la llamó «Pergonal», que en italiano significa «de las gónadas» (y volviendo a la biología del instituto, las gónadas son los ovarios y los testículos).

Aunque Donini estaba seguro de que su Pergonal podía ayudar a las parejas a concebir, el reto era encontrar cantidades comerciales de orina para aislarlo.

No fue hasta una década más tarde cuando los científicos que exploraban la infertilidad oyeron hablar del trabajo de Donini, y fue contactado por Bruno Lunenfeld, un estudiante de medicina nacido que estaba investigando el uso de hormonas humanas para estimular el embarazo. Lunenfeld propuso a los directivos de Serono que produjeran una cantidad suficiente del fármaco para realizar un ensayo clínico. El problema: el fármaco requeriría miles de litros de orina de mujeres menopáusicas. El joven Lunenfeld se presentó ante el directorio del laboratorio para presentar su proyecto, pero no tuvo una buena recepción (¿de dónde podría sacar Serono tanto pipí para su ensayo?!).

Días después de la fallida presentación se le acercó Giulio Pacelli, miembro del directorio de Serono y sobrino del Papa de la época, Papa Pío XII. Pacelli, interesado en el proyecto de Lunenfeld, volvió a presentarse al directorio. En palabras del mismo Lunenfeld:

«El señor Pacelli expuso exactamente lo mismo que había propuesto yo diez días antes, pero al final añadió una frase: “Mi tío, el Papa Pío, ha decidido ayudarnos y pedir a las monjas de la residencia de ancianos que recojan diariamente orina para una causa sagrada». Eso, por supuesto, convenció inmediatamente al directorio para que ayudara a nuestro proyecto de investigación con dinero y recursos. Más tarde descubrí que el Vaticano poseía (en ese tiempo) el 25% de Serono».

Pronto, los camiones aljibe transportaban el pipí de cientos de monjas de las residencias católicas de ancianos de toda Italia a la sede de Serono en Roma. Unas 10 monjas tardaban 10 días en producir suficiente orina para un tratamiento.

En 1962, una mujer tratada por Lunenfeld con Pergonal en Tel Aviv dio a luz a una niña, el primer niño nacido del tratamiento. En dos años, se lograron otros 20 embarazos con Pergonal y, a mediados de los años 80, la demanda había crecido tanto que Serono necesitaba 30.000 litros al día para producir cantidades suficientes del medicamento. Ante la escasez, la empresa comenzó a sintetizar las hormonas en laboratorios y el tratamiento resultante, Gonal-f, fue aprobado por primera vez en 1995.

Serono fue adquirida en 2007 por Merck, que sigue produciendo el fármaco en la actualidad. A su vez, aún existe aún un medicamento que utiliza pipí de mujeres menopáusicas purificado. El famoso Menopur.

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