(in)fertilidad

Preguntas Frecuentes

La infertilidad es una enfermedad o condición del sistema reproductivo que a menudo se diagnostica después de que una pareja haya tenido un año de relaciones sexuales sin protección, o si la mujer ha sufrido abortos múltiples y la mujer es menor de 35 años.

Si la mujer es mayor de 35 años, se diagnostica después de 6 meses de relaciones sexuales sin protección y en el momento oportuno.

1 de cada 6 parejas tiene problemas para quedar embarazada o mantener un embarazo (Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar 2006-2010, CDC).

Datos de la organización mundial de la salud señalan que unas 48 millones de parejas y unos 186 millones de personas se ven afectadas por la infertilidad en todo el mundo.

Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva un tercio de la infertilidad se atribuye a factores femeninos, un tercio se atribuye a factores masculinos y un tercio a la combinación de problemas en ambos miembros de la pareja o es inexplicable.

Según nuestra experiencia mientras antes mejor, pero ante las dudas la recomendación es ir al un especialista de fertilidad si:

  • La mujer es menor de 35 que ha intentado embarazarse por un año
  • La mujer es mayor de 35 que ha intentado embarazarse por 6 meses
  • La mujer de 38 años que ha intentado embarazarse por 3 meses

En el caso de parejas lesbianas esto no tiene mucho sentido, pero si están considerando tener hijos y quien donara lo óvulos es mayor de 35, siempre es bueno chequear con un doctor de fertilidad.

A menudo no hay signos o síntomas asociados a un problema de infertilidad. Escuchar al cuerpo y hacerse chequeos regulares puede ayudar a detectar un problema. La detección y el tratamiento temprano suelen ser fundamentales para lograr resultados exitosos en el embarazo más adelante.

Para la mujer

Chequeo general: perfil bioquímico, lipídico, curva insulina y TSH. Este primer paso sirve para descartar problemas de resistencia a la insulina o problemas a la tiroides que pudieran afectar la fertilidad indirectamente (tanto para hombres como para mujeres).

Hormonales:

  • FSH, LH y Estradiol para estudiar el ciclo menstrual y detectar potenciales desórdenes hormonales que pudieran afectar la ovulación (entre el 3er y el 5to día después de la regla).
  • Progesterona: está hormona no sólo sirve como indicador de ovulación, su déficit se asocia a abortos espontáneos.
  • Prolactina: niveles altos de esta hormona pueden impedir la ovulación.
  • AMH: medición de la reserva ovárica o conteo de folículos antrales (medición ecográfica por alguien preparado para hacerlo)
  • Testosterona: para analizar potencial Síndrome de Ovario Poliquístico.
  • Otros exámenes: Vitamina D, muy importante para el desarrollo de tejidos durante el embarazo y su déficit se asocia a abortos espontáneos.

Ecografía intravaginal: se ve la forma y grosor del útero durante el ciclo menstrual y se analiza el desarrollo de folículos, presencia de quistes entre otras anormalidades. Además de ser un examen de diagnóstico inicial, es también parte del tratamiento menos invasivo en el camino de la infertilidad: el seguimiento folicular.

Para el hombre

Espermiograma: si sale alterado siempre recomendamos pedir hora con un andrólogo. Es muy importante saber la calidad seminal pero también entender la causa de cualquier alteración que pudiese estar presente. El gran desafío de la infertilidad masculina es que los hombres no perciben ningún tipo de síntoma evidente. Lo que sí, hay algunas señales que pueden ayudar a estar más alerta como: baja lívido y problemas de erección, semen alterado (color anómalo, olor fuerte, muy acuoso o muy espeso), testículos más pequeños de lo normal, cambios en la voz, caída del vello corporal o disminución de la masa muscular (indican posibles alteraciones hormonales), alteraciones en la orina o dolor al orinar que alerte de una posible infección y/o aparición de varices en los testículos.

Los agrupamos en 4 grandes tipos de exámenes:

  • Análisis genéticos: ambos miembros de la pareja (heterosexual, si la hay) deben realizarse un estudio de cariotipo. Esto para descartar problemas genéticos que pudiesen estar impidiendo que los embarazos lleguen a término. Si se están haciendo un tratamiento FIV, es recomendable hacer estudio genético pre implantacional al embrión. Además, en casos donde los exámenes anteriores salgan sin alteración y aún se experimentan pérdidas (o fallos de implantación) existe un estudio de compatibilidad materno/embrionaria mediante el genotipado KIR materno y el haplotipo HLA-C paterno que se realiza a partir del estudio de cariotipo, aunque aún es un estudio relativamente nuevo en fertilidad.
  • Estudio uterino: estudio en profundidad de la cavidad uterina para ver si existen malformaciones, adherencias provocadas por legrados pasados, pólipos, miomas u otros que estuvieran afectando la implantación.
  • Análisis sanguíneos: análisis de trombofilias (todas las mutaciones posibles), análisis hormonales (alteraciones hormonas tiroideas, resistencia a la insulina, diabetes no controlada), pesquisa de enfermedades autoinmunes (tiroiditis autoinmune, la enfermedad celíaca), deficiencia de vitamina D, mutaciones genéticas como la MTHFR, entre otros.
  • Análisis espermático: fragmentación del ADN y FISH. Esto es un estudio más profundo del espermiograma.

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