22 de octubre de 2023
En nuestro primer ciclo de in vitro no logramos ningún embrión. Poco antes habíamos tenido un aborto espontáneo de un embarazo natural y sentimos que lo mejor era dejar el tema descansar.
Al año siguiente nos sentimos con las energías suficientes para intentarlo de nuevo y esta vez fueron tres los embriones que llegaron a día 5.
Poniendo toda nuestra energía en que todo resultaría, decidimos tomarnos un tiempo antes de seguir con la transferencia. Un tiempo para nosotros, como individuos y como pareja, para nuestro nido, para respirar y descansar de la vorágine.
Qué loco pensar en las cosas como buenas o malas, como absolutos. Nuestra pérdida fue algo malo, pero nos sirvió para saber que queríamos emprender este camino con mucha determinación. Si hubiésemos hecho una transferencia y logrado un embarazo, habría sido algo bueno, habríamos celebrado y llorado de la alegría, pero también habría sido una bomba de hormonas alimentando al cáncer de mamas que silenciosamente crecía quizás desde cuándo.
Lo detectamos gracias al autoexamen y la insistencia. Pese a los meses de incertidumbre, de miedo, de llantos y de shock, en la última consulta la doctora nos dijo que hecho el tratamiento iba a quedar curada del cáncer. Mi pareja todos los días agradece que lo hayamos detectado cuando lo encontramos. La detección temprana me está salvando la vida. Eso no puede ser otra cosa que bueno.
También nos dijo que no puedo pensar en un embarazo al menos en dos años de terapia, la que tendría que suspender para intentar una transferencia, con una baja probabilidad de que cause el regreso del cáncer. Aún no decido si es un riesgo que quiero correr, no creo tener pasta de mujer-mártir. Tampoco sé si eso sea algo malo o bueno: «un día a la vez», nos repetimos cada vez que aparecen estas reflexiones. La adopción siempre ha estado presente y nunca se ha sentido como un premio de consuelo, quizás ese sea nuestro camino.
Lo que sí sé es que mi trabajo ahora es sanar, del cáncer y de las desilusiones, y poner mi energía en los caminos que sí están frente a nosotros. Dedicarnos al ahora, al querernos y al cuidarnos, al sanar de todo.