3 de marzo de 2022
Tomé un frasco del laboratorio al lado de mi trabajo y lo llevé con “la muestra” al día siguiente. El primer resultado fue un eterno año y 4 meses antes de escribir estas líneas: no se observan espermatozoides en la muestra obtenida. “Usted tiene derecho a una repetición del examen sin costo”.
El urólogo muy técnico pero robótico: “¿Nunca antes te diste cuenta? ¿Nada te llamó la atención? El volumen?”
Como si uno anduviera comparando toda la vida el resultado de una eyaculación cuando conversa con sus amigos. Pensaba que no era factible, pero sus palabras ese día efectivamente me hicieron sentir aún peor.
“No hay que hacer ningún examen antes de repetir la muestra”, dijo, como haciendo un intento por humanizar la situación. Pero yo sabía que repetir la muestra no iba a cambiar nada. No soy experto en reproducción, pero es muy distinto, pocos que ninguno. Ninguno no podía ser otra cosa que terrible, una catástrofe para nuestros planes.
En ningún escenario de mi vida futura tener hijos incluía una pasada por el quirófano. La espera se me hizo eterna. Desde el día del examen hasta el día de la biopsia “había cero”. Fue un tiempo lleno de dudas y miedos. Es muy distinto el miedo y la pena de saber que tienes un problema y que necesitarás ayuda médica para tener hijos que el terror de que no haya espermatozoides.
El día de la biopsia está antecedido por todo el periodo de preparación para la transferencia, pinchazos y hormonas… así que llegamos ese día con todos los sustos y esperanzas de una transferencia más el susto de que puede haber sido en vano porque si en la biopsia no hay espermatozoides se acaba todo…
En mi caso la primera biopsia (sí, llevo 2) tuvo un doble propósito, porque en el estudio de la azoospermia apareció una imagen milimétrica que podía corresponder a un tumor. Así que aprovecharon de sacarlo, lo que hizo que la biopsia para sacar espermios fuera un proceso mucho más grande en que literalmente me desarmaron el testículo.
Todo dió lo mismo una vez que el urólogo nos contó que encontró espermios, y que se veían “sanos”. El proceso fue con anestesia espinal. Ni la anestesia ni el procedimiento duelen.
Los días post biopsia hay algo de dolor. La primera vez me dolió como una semana, como una buena patada de partido de fútbol. Unos buenos calzoncillos apretados ayudaron, el hielo también…
Para mi el proceso “médico” de la biopsia fue cero terrible… Lo terrible era no saber si iban a encontrar espermios. Y si ese era el caso, era el final del sueño de ser papá de la forma en que uno siempre imagina o le han enseñado. Hoy, lo veo distinto: hubiera sido el cambio a un proceso de adopción o a la opción de usar la donación de espermios.