6 de septiembre de 2023
“Nunca imaginé que nosotros íbamos a terminar haciendo un tratamiento, como ya habíamos tenido a José sin mayores problemas…”, Rosario, 32 años.
“Con mi pareja nunca nos vimos teniendo hijos, se nos hacía muy raro depender de la ciencia para tenerlos, pero ahora que logramos ser madres, creemos que ha sido mágico”, María, 38 años.
“Había escuchado que el proceso de adopción era largo y complejo, pero no me dejó de sorprender el nivel de detalle e interpelación al que tuvimos que vernos sometidos, igual todo se paga con poder abrazar a mi niño todos los días”, Alberto, 41 años.
“En mis planes jamás estuvo llegar a una segunda ovodonación pero aquí estoy… Si hace 5 años, cuando todas las in vitro que me hice fallaron, me hubieran dicho que a mi edad iba a poder ser mamá a pesar de mi baja reserva ovárica, jamás lo hubiese creído”, Cristina, 42 años.
“Al principio creía que no necesitábamos ayuda y pensaba que era cosa de tiempo, hasta que fuimos al doctor y nos explicó que el reloj estaba corriendo y que el tiempo que nos estábamos tardando en embarazarnos era para preocuparse”, Juan, 31 años.
“Siento que antes de todo esto no sabía nada de fertilidad, no me deja de impresionar lo poco que sabemos de tener hijos”, Pamela, 35 años.
¿Por qué sabemos tan poco de tener hijos, de infertilidad? ¿Por qué muchos de nosotros planeamos nuestra vida pensando que la fertilidad era algo que se daba fácil y no era necesario pensarlo hasta decidir “ponerse en campaña”?
Desde chicos nos enseñaron que la fertilidad era algo dado, obvio, simple y eficiente. El enfoque en la mayoría de las veces era hacia no embarazarse (que está bien) pero faltó todo el otro capítulo: qué pasa si los hijos no vienen cuándo lo decidimos ni de la forma que pensábamos.
Se nos olvida que la probabilidad de que alguien muy fértil y en su edad óptima para reproducirse sólo tiene un 20% de probabilidades de embarazarse, un número bajo que no manejamos en el inconsciente colectivo. No es evidente tener hijos de manera «eficiente», de forma “natural” ni por el camino “tradicional”.
Además de lo anterior, nuestra tasa de fertilidad de 1,3 hijos por mujer, la cifra más baja en la historia de Chile, refleja el hecho de que estamos buscando ser padres más tarde. El problema no es la edad en que se tienen los hijos, eso es decisión de cada uno, el problema es que, en varias ocasiones, hay un choque violento con la infertilidad y la frustración de por qué nadie nos avisó ni nos educó para enfrentar esto, no fue parte de las clases de biología ni de las conversaciones que tuvimos con nuestros ginecólogos de cabecera cuando anualmente íbamos a controlarnos.
Y luego, cuando afrontamos que formar una familia no va a ser tan fácil como creíamos, llegamos al mundo de los tratamientos de fertilidad completamente ignorantes, no sabemos cuáles son los tratamientos y en qué consisten, los costos, las opciones, las probabilidades de éxito, los mitos y las verdades. Esto también aplica a la hora de hablar de adopción, el cual también es un mundo cerrado, donde no sabes bien cómo es el proceso ni a qué te vas a enfrentar.
Desde Fundación Fënn hacemos un llamado a que te informes, preguntes , a que no tengas miedo de hacer preguntas incómodas o que parecen obvias, aún si todavía no tienes en tus planes tener hijos, ten en cuenta cuáles son tus opciones y los caminos que podrías tomar. Todo esto hace que, si el futuro lo necesitas, tu toma de decisiones sea más rápida y más eficiente, evitando las vueltas largas y bastante sufrimiento.
Al final el punto de partida es que no importa cómo llegamos a nuestra familia, la familia se hace y puede hacerse de mil maneras. Todas son válidas y todas nacen del amor.